Medicina Hermética

Para la medicina Hermética, el desequilibrio bioquímico es igual de impactante que el dolor
emocional o el sufrimiento mental que el ser humano pueda experimentar; por lo tanto, todos los desajustes merecen remedios que estimulen la capacidad de auto curación integral.


El Hermetismo es una manera de entender la sustancia y funcionamiento de la naturaleza a
través de sus propias leyes, la capacidad de autorregulación que sostiene su perfecto equilibrio es muestra de ello; basta observar nuestro sistema solar, las estaciones de año, o los ecosistemas para entender este engranaje ajustado matemáticamente.

Para el Hermetismo, el ser humano es un fractal del universo, es decir, un pedazo idéntico del mismo, con un nivel idéntico de complejidad, por lo tanto, la medicina hermética resulta ser una ciencia que nos da información sobre los elementos con los que el ser humano requiere interactuar para restablecer su salud integral. 


La salud es el estado natural del hombre, cualquier desequilibrio a cualquier nivel, llamado
enfermedad, es un alejamiento de este estado de plenitud.

El mundo vegetal es uno de los más humildes recipientes de virtudes y bondades de la naturaleza. Con su incorruptible orden, las plantas nos otorgan el equilibrio al cual responde el ser humano en todos sus niveles, siendo estas el elemento de la naturaleza con mayor vocación terapéutica.


Para comprender sus beneficios en el cuerpo, el alma y el espíritu, es necesario observarlas desde la tradición Hermética; hacerlo, tiene como resultado que la recuperación del balance sea más potente.



Esta correspondencia ser humano – planta, es factible debido a que como ya ha quedado dicho, las mismas características equilibradas (en salud) o desequilibradas (en enfermedad) que se generan en un ser humano, están en perfecta armonía en el mundo vegetal; así, el hermetismo toma una porción de armonía de la planta, para hacerla resonar en el hombre o mujer sufriente aliviando su dolor.


El ser humano depende del balance entre todos sus sistemas, el desorden de cualquiera de
ellos altera el equilibrio de la totalidad, si no se atiende el origen del problema, cualquier
práctica clínica proveerá sólo de alivio, más no de curación.


Las plantas en apariencia son sutiles y sencillas, y el mayor regalo que nos entregan es la
multifactoriedad que tienen para ser aprovechadas e incidir en diferentes niveles o sistemas del ser humano de una forma muy precisa, pero ¿de qué depende esto?, de la forma en la que determinemos darles uso. 


La misma planta aporta beneficios similares a diferentes niveles,

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