Rituales para usar tu Sahumerio del Maná

Sahumar es un acto sagrado

El humo que despide un sahumerio inundado de aromas intensos es el alma de la planta que asciende atraída por el gran espíritu. Para el alquimista Jabir ibn Hayyan, conocido en la Europa medieval como Gerber, el humo representa el alma que asciende, asimismo los filósofos también nos hablan de las fuerzas particulares que las hierbas que nos regala la naturaleza contienen para aliviar las desventuras de la humanidad. Al contacto con el fuego, elemento purificador y liberador por excelencia, la planta se monta en el elemento aire para regalarnos todas las virtudes de las que es portadora. El humo sagrado purifica e impregna todo lo que encuentra a su paso, simbolizando la unión entre el cielo y la tierra.

Ataditos del Maná


Para usar el Atadito del Maná, es importante estar tranquilo, en un estado mental de no interferencia y en completa disposición de servicio, pues el sahumador se convertirá un punto de unión entre lo sagrado y lo terreno, para ello conviene hacer respiraciones conscientes que aquieten la mente antes de iniciar el ritual.

Para comenzar hay que tener a la mano el Atadito del Maná que vayas a utilizar y la fuente de fuego con la que se prenderá, lo más recomendable son cerillos o una vela de cera de miel. De igual manera es importante recalcar que siempre se debe de operar el sahumerio con la mano derecha y que conozca la intención con la que esparcirá el humo.

Al prender el fuego, lo primero es agradecerle a este su servicio para después acercarlo a la parte superior del Atadito, en cuanto las plantas comiencen a arder, también hay que agradecerles todas las virtudes que derramarán a su paso. Posteriormente, con la intención previamente mencionada en mente, el sahumador debe avivar con su aliento la brasa para dispersar el fuego y garantizar el flujo de humo.


Para ser un verdadero conductor de la fuerza que se trabajará (mencionada en la intención de cada Atadito), el sahumador primero se debe de impregnar del humo visualizando cómo penetra en su cuerpo sintonizando con su resonancia y llenándolo de su esencia, para posteriormente pedir con sólida confianza y humildad a las plantas que lo guíen para ser el vehículo de la información, la intención y la fuerza que resguardan en el interior de estas.

Sahumando espacios.


En caso de que el espacio no sea cerrado o delimitado, se comienza por visualizar la delimitación del espacio a sahumar. Siempre se iniciará la dispersión del humo siguiendo el sentido de las manecillas de reloj y propiciando que el humo ascienda en espiral hacia arriba, esto debe hacerse lentamente observando la forma y el patrón que sigue el humo al momento de expandirse, asegurándose que el humo se impregne en las esquinas del lugar y si no tiene esquinas, en las delimitaciones marcadas cuando se visualizó el espacio.


Al hacer esto, constantemente se solicita al Atadito su guía para percibir los espacios que merecen particular atención, pues no hay que olvidar que las hierbas nos hablan constantemente, por lo que es necesario mantener abierta la atención al rumbo, la sensación y el movimiento que el humo transmita.

Sahumar personas


Si deseamos que una persona sea directamente favorecida con las virtudes o beneficios del Atadito, hemos de dirigir el humo buscando que impregne todo su campo energético, comenzando por dibujar al inicio un circulo frente a ella, para después pasar el Atadito cerca de todo su cuerpo desde la cabeza hasta los pies, repitiendo por delante y por detrás haciendo espirales descendentes de siete vueltas; después repetir la misma operación, pero en sentido ascendente, es decir de los pies a la cabeza por ambos lados.

Cierre del ritual


Ya sea sahumando espacios o personas, es muy importante no perder conexión con la intención y los beneficios que estamos esperando de este sagrado ritual.
Una vez que se tenga la sensación de haber concluido este trabajo mágico, hay que agradecer nuevamente al Atadito, al fuego y al aire su generoso servicio, así como a las fuerzas de la naturaleza que se movilizaron por haberse hecho presentes; posteriormente, con mucho respeto y devoción se debe impregnar el Atadito con gotas de agua para sellar el final del ritual, procediendo a guardarlo envuelto en una tela oscura en un lugar frío y seco.


Recuerda que los Ataditos del Maná fueron cuidadosamente confeccionados para atraer beneficios físicos y mágicos a tu vida mediante la elección de las plantas que tanto la fitoterapia como la botánica hermética les atribuyen.

Trituraditos del Maná


El uso del Trituradito del Maná, es una práctica en la que permitimos que el humo tome las riendas del ritual, y sólo participamos como agentes coadyuvantes al encender el fuego. Para ello al igual que en los Ataditos es importante estar tranquilo, en un estado mental de no interferencia y en completa disposición de servicio, pues el sahumador se convertirá un punto de unión entre lo sagrado y lo terreno, para ello conviene hacer respiraciones conscientes que aquieten la mente antes de comenzar el ritual.
Para comenzar hay que tener a la mano el Trituradito del Maná a utilizar, una tableta de carboncillo vegetal, la fuente de fuego con la que Se prenderá, lo más recomendable son cerillos o una vela de cera de miel y un plato de barro.

Antes de iniciar es importante que el sahumador esté en completo conocimiento de la intención con la que se está prendiendo el sahumerio para llenar el ambiente. Al prender el fuego, lo primero es agradecerle a este su servicio para posteriormente acercarlo a la tableta de carbón vegetal; conviene que el sahumador avive con su aliento la tableta, una vez que esté ardiendo se deposita en el plato de barro. Agradeciendo a las plantas todas las virtudes que derramarán a su paso, con los dedos se toma u na cantidad suficiente del Triturad ito y se deposita sobre el carbón.


Para propiciar que sea un trabajo potente, el sahumador debe pedir con sólida confianza y humildad a las plantas que impregnen el espacio con la información, la intención y la fuerza que resguardan en su interior.
Si no existe la sensación de haber concluido el ritual, se puede depositar más planta sobre el carbón. Una vez que se tenga la sensación de haber concluido este trabajo mágico, se debe agradecer nuevamente al Trituradito, al fuego y al aire por su generoso servicio, así como a las fuerzas de la naturaleza que se movilizaron por haberse hecho presentes; entonces, con mucho respeto y devoción se deben devolver a la tierra las cenizas para dar por concluido el trabajo.


Recuerda que los Trituraditos del Maná fueron cuidadosamente confeccionados para atraer beneficios físicos y mágicos a tu vida mediante la elección de las plantas que tanto la fitoterapia como la botánica hermética les atribuyen.

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