En el Modelo de Semiología de la Vida Cotidiana, hablamos mucho de la Huella de Abandono, pero qué es y qué genera en el día a día.
Es la conciencia escindida, fracturada. Cuando nos despegamos de la fuente, del Absoluto e iniciamos el viaje hacia esta experiencia humana, sentimos culpa por separarnos. Es el primer instante en el que la Huella de Abandono se hace presente.
Al estar en el vientre de la madre, tenemos un sentido de plenitud, de placer, de pertenencia.
Al ser concebidos recibimos del padre y de la madre toda la información genética que necesitamos y escogemos un código genético con el cual interactuaremos en los mundos de polvo ( la tierra).
Al nacer dejamos la vida intrauterina, y se comienza a configurar la Huella de Abandono de manera más evidente, la sensación de no saber quién soy, de no pertenecer.
El bebé empieza a interactuar con su cuidador empieza el proceso de individuación y necesita recibir siete fuentes de amor incondicional: comprensión, afecto, apoyo, placer, conocimiento, reconocimiento, inspiración.
Estas fuentes las integra a su ser desde una visión muy particular. Desde su Código Genético. ¿Qué es esto? Hay quien es más estructurado o emocional o motriz.
Cada código tiene una perspectiva de la vida distinta, y percibirá cada una de estas fuentes de amor de manera distinta.
Una persona Emocional necesita del contacto físico, la caricia, una mirada, tono de voz suave. Se siente querido a través del afecto y el apoyo.
Una persona Racional, necesita entender de manera lógica porqué suceden las cosas. Más que a través de los sentidos, a través de la comprensión y saberse que hace las cosas bien, necesita más reconocimiento.
Los Motrices necesitan accionar, no es importante comprender ni sentir tanto como los otros dos códigos genéticos sino saber qué tiene que hacer. Tener ese control de saberse en una zona segura y el amor lo sienten a través de sentir que los obedecemos.
Esto no quiere decir que cada glándula no necesita de cada fuente de amor incondicional. Sin embargo, tienen necesidades diferentes, es por eso que en una familia cada hijo percibe el amor de sus padres de diferente manera. Para unos el amor que reciben puede ser abundancia o carencia.
La conciencia escindida o fracturada puede prolongarse y ampliarse incluso hasta la vejez. Aquí radica el origen de las conductas compulsivas y el vacío interior. El imaginario, este que creo ser pero no soy. Una esencia confundida que percibe lo que sucede al exterior de manera distorsionada. Así como un falso concepto de sí mismo.
La necesidad que se genera de estar acompañado, por alguien o algo que llene este vacío interno, es lo que genera las conductas compulsivas.
Las necesito a pesar mío y nunca son suficientes.
Control, violencia, incomunicación es una manera de manifestar este imaginario, el miedo a que suceda algo que no quiero como la pobreza, el ridículo, el engaño, etc.
Elegir el compromiso, responsabilizarme de mis emociones y mis actitudes es un trabajo en consulta que los consultores ayudamos a lograr a través del conocimiento de tu propia Huella de Abandono, sanando las heridas más profundas para seguir el proceso de individuación, Creando un Autoconcepto primigenio de Ser Uno, Bueno, Bello Y Verdadero.
Responsabilizarse de uno mismo es imprescindible para ser felices, gracias Gera por el texto!
Así es, y así lograr relaciones sanas y libres.
Totalmente de acuerdo